Oreste Brunetto, ha nacido en Rosario. Ha publicado dos colecciones de poemas: “Corazones en almíbar. Ausencias al natural” y “Contraflor de idilios clandestinos”. Ha ejercido y ejerce el periodismo. Ha publicado poemas, relatos y textos misceláneos en distintas publicaciones periódicas de Argentina y otros países. Es también el autor de dos novelas aún inéditas.
Piece of my heart por Oreste Brunetto
Pedazo, trozo, astilla de mi corazón, así se intitula la canción que –aún, y por siempre jamás- aúlla Janis Joplin. (No menos se desgarra Amália Rodrigues*, mientras entona Estranha forma de vida.)
Era ese aullido lo que la hermanaba con Ginsberg, con Hendrix, y con todos aquellos que no repararon en mientes y se lanzaron, zarparon a surcar esos mares de locura, tal como también lo hizo Leopoldo Mª Panero, ese madrileño a quien ya no contaremos entre nosotros desde hace unos días. También de esa laya era Roberto Arlt. Y Oliverio Girondo. Y Tanguito.
Ni tan difícil ni tan fácil es definir el perfil, la onda, la ola, el tsunami que surfeaban, la cuerda que todos ellos pulsaban. Era el aullido, ese aullido que se les escuchaba exhalar en el filo de la navaja, en esa cuerda floja que habían elegido como conditio sine qua non de sus vidas/obras. Pues ésa también podría ser una buena definición: la vida y obra de ellos era una y sólo una entidad. (La intersección de ambos conjuntos arrojaría como resultado cualquiera de sendos conjuntos previos…)
Decir que se dejaban el alma en lo que hacían no deja de ser… desacertado. Toda definición de sus vidas/obras será incompleta, viciada de error, pues toda definición es falente, le falta cinco para el peso. Pero lo que sí es claro es que lo que se propusieron iba más allá de lo lo que los otros podían comprender tan fácilmente, portadores de esa omnipresente, plúmbeamente vigente comprensión normal. Esa sacra, bendita lectuación- valga tomar prestado el coqueto neologismo acuñado por Gustavo Freiberg- correcta de toda corrección. Pues los mencionados ut supra irrumpieron, y como Fidel y compañía: mandaron a parar… Arremetiendo contra las reglas de la hora, patearon el tablero, el standard imperante y sentaron un standard que muy pocos pudieron otra vez alcanzar… Como Van Gogh, como Klaus Kinski, hubieron de crear su propio… es tan dar te. Ives Klein lo imprimía en su propio cuerpo
Esto es algo parecido a lo que aconteció con Miguel Hernández. U otros cuyos talentos de magnitud arrasadora como Charlie Parker, o John Coltrane: siguen estableciendo una pauta, un cota máxima a la que muchos aspiran alcanzar, y pocos, ay!, alcanzan.
Y para seguir ilustrando: en un reportaje, Janis afirmaba que desde que comenzó a cantar así, a suerte y verdad, ya no pudo volver atrás, quemando las naves se rehusó a retornar de ese… desierto de arena, ay, pena, penita, pena!..
Muy probablemente lo mismo haya acontecido con Panero, como pasó también con Ocaña, el artista de las Ramblas de Barcelona**. Pues es evidente que por esa infrecuente conjunción de factores, el menda, el individuo - tal como gustarían juzgar los Testigos de Jehová: vió la luz. Vio la luz y la contraluz. Como habría juzgado Ike (Isidoro Blaisten): traspasó la barrera del sonido. También mandó parar, pues en la timba de la vida no se plantó con siete y medio, no. Se plantó con un uno, con un uno y medio. Echó la falta con veinte, para luego proceder a tirarles el chico a la mierda a los monaguillos de turno del Parnaso ibérico. Y aledaños. Y lo sabía y algo de ese saberlo constituyó su… tarea, su brega, su misión, su estandarte, su magisterio. Su drive, habría ´Syvia Plath, otra, que buena era!.. Su croce e delizia. Como Jimi, como Janis, como Alvin Lee, el de Ten Years After, como Friedrich –Chopin-, como Alfonsina, eso les supuso conocer y medrar en la más descarnada, desolada soledad. Optaron por la más arriesgada de las travesías. Se la jugaron, se apostaron a sí mismos. No llegaron ofreciendo su corazón: lo apostaron… Y lo sabían, lo llevaban asumido. Sabían, como Fierro, que esa senda, esa órbita que abandonaban no volvería a serles propia. Que debería haber otras, nunca holladas marocéanas de propio extravío, a ser surcadas siempre al borde del naufragio, nunca asistidos más que por la zozobra, sin más norte que su desesperada inspiración, por lo que muchas veces, ay!, su derrotero, como el de los jangaderos, no pudo ser más que la mera deriva, a la que prefirieron antes de seguir aborregadamente –como perro´e sulky- esa huella que los monaguilletes de turno habían procedido a seguir mansamente. Esa senda que también decidió abandonar Pavese. Y Passolini. Y Flor Bela Espanca. Y (Raúl Damonte Taborda) Copi***. Y José Monge Cruz, el Camarón de la Isla. Y Carmen Amaya, la bailaora nacida en el barrio barcelonés del Somorrostro.
Es evidente que esa actitud les granjeó la maldición de los mediocres. Propiamente y para expresarlo en términos medievales: la scommunica. Sí, la excomunión de los cenáculos comm´il faut. Se ganaron merecidametne el mote de… malditos… sí, ese sambenito decimonónico que gustaron y gustan todavía usar los mediocres cronistas de turno. Bajo ese rótulo se comenzó, se convino en clasificar a aquellos que rehusaban uncirse al carro triunfal de lo políticamente correcto. Georges Sand, Rimbaud, Wilde, Baudelaire, Artaud, Apollinaire, fueron los estigmatizados luego de que lo fuera Donatien Alphonse François de Sade por siempre jamás. A él lo siguió el montevideano Isidore Ducasse, mejor conocido como el conde de Lautréamont. Pues todos ellos se dejaban una astilla de su corazón cada vez que ejercían su oficio, viviendo esa estranha forma de vida.
Valga pensar, valga imaginar que pueda existir un Parnaso autre, un off-Parnaso para ese clan de ovejas negras, de irredentos que renunciaron a la pompa letal de lo manido, de lo ya mil y una veces trillado en aras de la innovación. Ese Parnaso donde ninguno de ellos estará descansando en paz. ¡¿Paz?! No, nadie puede imaginarse a los mencionados gozando de tal situación existencial. Pues se puede sospechar que no la conocieron. (La paz quedaba para ese buenazo, zumbón eterno mejor- alumno-del grado, como Amado Nervo). (Ya descansaré cuando esté muerto, anunció Rainer Werner Fassbinder, otro que no se caracterizaba por precisamente por ser módico…) Y mejor así: qué sería de este mundo, cuán más aburrido sería este valle de lágrimas, dónde habríamos ido a parar sin la colosal obra de estos zarpaditos mal?!
*Nació en Lisboa, en la parroquia de… Pena…
**José Pérez Ocaña, artista sevillano residente en Barcelona, falleció por efecto de las quemaduras que sufrió a consecuencia de que su disfraz –que lucía en ocasión de la celebración de carnaval en Cantillana, su ciudad natal- se prendiera fuego. Genio y figura…
***El porteño Copi (Raúl Damonte Taborda) falleció en París por consecuencia de padecer el síndrome de autoinmunodeficiencia adquirida, mientras preparaba una obra sobre ese mismo tema.
Poema de Leopolpo Mª Panero
Brindemos con champagne sobre la nda
salto de un salimbanqui en el acero escrito
donde la flor desnuda y habita entre los hombres
que de ella se ríen y apartan la mirada
sin saber oh ilusión que es también a la nada
adonde ellos la vuelven y que a cada jugada
se tiende la Muerte ante el el jugador se desnuda
Y enanos juegan con cabezas humanas